La importancia del mensaje: Los monjes copistas medievales y Blockchain. Nada será igual. ¿Seguro? (III)

Sin duda alguna el cristianismo ha marcado culturalmente el desarrollo de occidente. En su expansión inicial a lo largo del Imperio Romano hay diferentes etapas, que alternaron tolerancia (el Imperio era bastante permisivo con los diferentes cultos siempre que no chocaran con los designios del emperador) y persecuciones (Nerón, Domiciano, Septimio Severo, Diocleciano…) hasta la llegada de Constantino, que venció en la batalla del Puente Milvio (312) tras combatir bajo el crismón cristiano (In hoc signo vences – “Bajo este símbolo vencerás”). En agradecimiento por esa victoria promulgó el edicto de Milán (313) que permitía el desarrollo del cristianismo en el Imperio bajo su patrocinio.

Aunque ya en su origen, el cristianismo había presentado diferentes corrientes (paulinos, judeocristianos, gnósticos – imprescindible el blog del profesor Antonio Piñero para estos temas) el entorno favorable a su crecimiento urgió la necesidad de establecer una ortodoxia en el mensaje ante la proliferación de versiones sobre el mensaje de Cristo y, para ello, se impulsaron dos líneas de actuación que se han mantenido a lo largo del tiempo:

    • La definición de una doctrina única. Esta cuestión ha sido crucial a lo largo de la Historia de la Iglesia Católica. Así, San Irineo de Lyon en su obra “Adversus haereses” (ya en el siglo II) refutó las herejías que iban surgiendo, aunque fue en el Concilio de Nicea (325) bajo el auspicio de Constantino cuando se hizo un gran esfuerzo para sentar las bases de la doctrina.
    • El establecimiento de un mecanismo de difusión lo suficientemente seguro para evitar manipulaciones o malinterpretaciones interesadas del mensaje en su divulgación. En este sentido, podríamos identificar el esfuerzo que hicieron los monjes copistas medievales para elaborar ejemplares (auténticas joyas de arte) que facilitaran la difusión del mensaje canónico establecido.

Es decir, la generación de una gran cantidad de copias con un único mensaje dificultaba la manipulación ajena de ese mensaje previo: si se quisiera cambiar parte de mensaje, habría que localizar todas y cada una de las copias y modificarlas del mismo modo y forma.

En definitiva, una de las preocupaciones atemporales de la Humanidad para su desarrollo en sociedad es la creación de mecanismos y sistemas que velen por la inmutabilidad e integridad de los datos y los acuerdos, esto es, de las “transacciones de información”. La fiabilidad de estos sistemas permite el desarrollo de conceptos como la seguridad jurídica, la consolidación del método científico, etc…. esenciales para la evolución de la sociedad, del conocimiento y de las organizaciones.

Por ello, en las distintas actividades y procesos existen intermediarios cuyo valor añadido es el ser fedatario con la autoridad suficiente para, precisamente, dar “fe” del cumplimiento de los acuerdos y las normas establecidas.

En la actual revolución tecnológica, uno de los habilitadores que han surgido son las Tecnologías de Registro Distribuido (Distributed Ledger Technologies – DLT– en inglés) entre las que Blockchain es la más conocida. Aunque la explicación de los fundamentos tecnológicos que subyacen en el funcionamiento de una DLT puede resultar complejo, la idea de partida es muy intuitiva: en lugar de que una “transacción de información” (sea financiera o no) quede registrada en un servidor o en la nube, de lo que se trata es que la transacción en cuestión quede guardada en “n” nodos de tal manera que, si alguien quisiera manipular o acceder a esa información sin nuestro consentimiento, debería atacar a los “n” nodos de forma simultánea para poder acceder a ella. Un sistema de almacenamiento y gestión de información que funcionara de acuerdo con este principio sería exponencialmente (no totalmente)  más seguro que la solución actual.

Si desarrollamos este concepto, en términos de modelo de negocio o actividad, esta tecnología puede acabar, a través de la transparencia y el elevado grado de inmutabilidad de las transacciones registradas, con la función de aquellos intermediarios cuyo valor añadido en los procesos (entendidos en su sentido más amplio: cadenas de valor globales pluriorganizacionales) es “dar fe” y “garantizar” el cumplimiento de lo establecido. Se trata de «desintermediar» el proceso, abaratando costes y reduciendo tiempos. Esta es la esencia de las diferentes aplicaciones que se están desarrollando sobre Blockchain: criptomonedas, Smart Contract, identidad digital, d-apps, etc… de las que iré hablando en post futuros.

En este sentido, en los últimos meses me han hecho varias entrevistas y he colaborado en módulos específicos de Blockchain en diferentes Escuelas de Negocio (IE, EOI, ESIC..) donde abordaba metodologías de análisis estratégico aplicado para la identificación de casos de uso de éxito, exponiendo las ventajas y los riesgos y amenazas asociadas actualmente.

En mi opinión, como señalaba en algún post previo, la desgracia de la pandemia ha acelerado los procesos de Transformación Digital y la redefinición de los modelos de negocio a partir de los nuevos habilitadores tecnológicos. De hecho, la propia Unión Europea, partir de diferentes iniciativas (por ejemplo, EBSI) y partidas presupuestarias específicas está apostando por las posibilidades de Blockchain para la evolución del modelo productivo europeo.

Respecto al éxito de la aplicación de soluciones de Blockchain, como en cualquier otro proceso de Transformación Digital, no sólo debemos conocer los fundamentos y posibilidades de la tecnología en cuestión si no, y sobre todo, debemos ser conscientes del cambio de los procesos y las personas de la organización que implica. No debemos olvidar que en una organización, antes de la tecnología, están los procesos y antes de los procesos está el cliente (o usuario en el Sector Público) que debe ser el epicentro de la actividad.

Por todo ello, Blockchain tendrá sentido si genera una ventaja competitiva: si nos ayuda a reducir costes o tiempos mediante la desintermediación, o si nos ayuda a aportar trazabilidad, inmutabilidad, etc.. sobre un producto o servicio dónde esos atributos son valorados.

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2 respuestas a La importancia del mensaje: Los monjes copistas medievales y Blockchain. Nada será igual. ¿Seguro? (III)

  1. Rafael Trémul dijo:

    Al menos esta tecnología es una esperanza de tener un método confiable de comunicación. Yo, particularmente, me conformaría con que la tecnología block chain fuera capaz de generar algo de confianza en «algo». La crisis que estamos viviendo y que no sabemos cuando acabará, ha demolido las bases de la confianza en que estaba basado nuestro inestable equilibrio. En el ámbito doméstico e internacional, las instituciones de toda índole, parecen todas implicadas, de una forma u otra, en una obra loca de destrucción, mientras nos someten a un control nunca visto y unos planes que día a día, afectan nuestra capacidad de decidir y hasta nuestra vida directamente. Reconozco que he tratado de explicar que esta tecnología es fiable y segura a alguna persona que tiene bien ordenada la cabeza, pero las preguntas que se han generado son fundamentalmente debidas a la desconfianza general. Desconfianza en todos y todo. Y sin confianza no hay desarrollo ni actividad humana que se pueda llevar a cabo. Si block chain es capaz de generar confianza y seguridad, la posible ventaja competitiva puede ser un valor añadido adicional, teniendo en cuenta que los planes estratégicos futuros de las empresa que sobrevivan, serán hechos en base a un objetivo de permanencia. Y la permanencia implica cierto nivel de seguridad y confianza en algo.

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